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lunes, 28 de octubre de 2013

Zapatero a tu Zapato!



En los primeros cincuenta años de 1800 cuando México recién se había independizado de España, tenía muchas carencias de recursos económicos, existía un déficit por la disminución de la actividad productiva afectada por las luchas de independencia y la fuga de capitales españoles. El gobierno Mexicano fue ayudado con préstamos británicos, que les llamaban empréstitos, se consiguieron con el fin de estabilizar el país.
Tiempo después al verse necesitados de recursos y al agotarse los préstamos extranjeros , se recurrió a prestamos internos con terratenientes o agiotistas, préstamos los cuales garantizaban con las propiedades que les habían arrancado a los españoles que fueron expulsados del territorio.  Esto fomento el latifundismo de una manera exponencial. Las negociaciones de las propiedades con el valor de la venta dejaba mucho que desear, el gobierno poco se beneficio al desprenderse de los bienes.
Con los recursos monetarios escasos y al ver que la iglesia aparentemente emergía fortalecida y solvente de la independencia, el gobierno le solicito préstamos, en donde la iglesia respondió abriendo sus arcas , a veces graciosamente y a veces a la fuerza. Otorgo préstamos con un interés de 5% anual, que en realidad es bajo, en comparación de las tasas de intereses con las que prestaban los terratenientes que era del 6% hasta el 24% anual. La Iglesia exigía además garantías con las propiedades importantes que tenia el gobierno en aquel entonces.
Es muy claro que la iglesia intervenía en los asuntos financieros en el país, otorgando créditos a los comerciantes, agricultores y mineros que los solicitaban, pero les exigía muchas garantías y los condicionaba tanto en su producción como en su venta. Para equiparar cuanto representaba la iglesia financieramente  hablando, en donde, por cada 200 reales prestados 199 eran por parte de la iglesia.
La iglesia manejaba su doctrina como una manera de presión para recuperar sus préstamos o para condenar a los deudores que no cumplían con lo pactado. Esa manera era muy común en aquella época.
La Iglesia tenía otros ingresos muy importantes como el Diezmo ( 10% de donación) , las obras pías (comprar el perdón) y las capellanías (las ganancias generadas en sus fincas).
Quizás fue la coyuntura o quizás la necesidad tan tremenda que tenían el gobierno para desarrollar sus actividades, que cayeron en las garras de los préstamos eclesiásticos. El gobierno contaba con una recuperación hacendaria muy precaria, solamente imponía impuestos por importaciones y las exportaciones pero existía mucho contrabando y mala administración de los puertos, eso ocasionaba un déficit económico constante. Los grandes ingresos eran por la exportación de plata.
Según registros que se llevaban por los obispados de la época, los cuales estaban mejor controlados que los mismos del gobierno, se declaraba que la iglesia contaba con 44 millones de reales y 16 millones en bienes. Sin tomar en cuenta las propiedades que tenían gravadas por los prestamos otorgados.
El gobierno de México perdió California o como en ese entonces se llamaba la Alta California,   por no pagar los intereses del 6% que tenia con los obispados de aquella región, ese préstamo fue otorgado y demandado a Santa Anna, el cual en pocas palabras dio a elegir al obispo que si quería pertenecer a México o a Estados Unidos y la respuesta ya la sabemos.
Otras de los inconvenientes era  que, de por si era poco el recurso en esos momento y la iglesia los manejaba casi en su totalidad, para que en gran medida fueran a parar finalmente al Vaticano. Esto era el sentir de los nacionalistas, que veía  incorrecto el papel de la iglesia en las finanzas, nos acabábamos de independizar de España y continuábamos con el yugo de la Iglesia Romana.
La Constitución de 1857, fue muy radical e ideolista, pero también adoptada y aplicada por otros países, que se dieron cuenta que el papel de la iglesia debería de ser el de evangelizar o de predicar la fe, nunca el de apoderarse de los recursos financieros, bienes de las naciones o peor aun, imponer los gobernantes. Por lo que se considero que debería de existir una separación de la iglesia en los asuntos políticos y económicos de los países.
Algunos críticos de la época decían que el gobierno al verse necesitado de dinero, vieron en los recursos eclesiásticos una oportunidad, no tanto por sus ideas liberales o ideológicas de libertad de culto, si no como oportunistas para apoderarse de la riqueza de la iglesia.
¡Por eso zapatero a tu zapato! que la iglesia se dedique a lo suyo que es la fé y la evangelización, y el gobierno que se dedique a administrar los bienes para el bienestar de todos los mexicanos.

C.P. Juan Manuel Rodríguez Elizondo

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